Fragmento 7:
Diciembre 13/07...
He comenzado a tomar medidas desesperadas ante situaciones desesperadas. Hablé con una amiga que afirmó tener la solución al problema. Al principio me pareció gracioso lo que me dijo... unas historias testimoniales después estuve lo suficientemente persuadida como para probar... -no perdés nada con intentarlo, me decía. Accedí...
Dejé al niño con mi madre y, por cuenta del osado plan de mi amiga, regresamos a casa acompañadas de Mama Barochaui: una reconocida espiritista que juraba acabar la presencia por completo. Sí, lo sé, descabellado, pero no más descabellado que lo que había sucedido...
Al entrar en mi casa la señora esparció una tenue línea de arena rojiza en el marco de la puerta, y de igual manera esparció el material por los marcos de las ventanas. Después, sacó algunas hierbas secas, utensilios en madera y una variedad de cruces e imágenes extrañas. También, mezcló algunas sustancias mientras rezaba y conjuraba en tenues murmullos una cantidad de ininteligibles plegarias.
Finalmente se puso de pié y cantó una y otra vez algo tan aterrorizante que mi horror memorizó casi a la perfección:
Legba du asson, sigma na audowido, yida wedo batterie amsala, benin ema brigitt, Danh-Gbwe cotu Danh-Gbwe , Oh! Bum Damballah...
... una y otra vez lo cantó mientras su cuerpo temblaba; mientras su cuerpo sudaba casi convulsionado...
Terminados los cantos se desvaneció sin fuerzas sobre el suelo. Tardamos un par de horas en hacerla reaccionar con un poco de agua mate caliente...
Apenas se levantó sonrió satisfecha y afirmó con dificultad: “problema ya no más. Espíritus sanar el lugar. No más miedo”.
Descansé, aunque un poco inquieta por los métodos a los que tuve que recurrir, descansé...
Pronto sabré si dijo la verdad...
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